domingo, 26 de junio de 2016

Una necesidad

«Tengo una necesidad. Como el bolero, vaya» pensó mientras la miraba fijamente. Y siguió, «pero una necesidad necesaria». Y sus ojos no se apartaban de ella ni un momento. Cualquiera que viese la escena creería encontrarse ante un enfermo ante tal fijación. Casi era una violación en toda regla, pero el tipo no se cortaba. En cualquier momento se abalanzaría sobre ella y entonces tendría un problema y serio. Pero allí seguía, debatiéndose entre dejarse llevar por sus instintos más bajos o levantar la vista y seguir su camino. Mierda de ciudad, él dando vueltas por toda Amsterdam tratando de evitar aquellos escaparates infernales para al final caer en la tentación. Finalmente no se lo pensó más veces y se adentró en el local. Un rato más tarde salía con la necesidad cubierta pero atormentado por un sentimiento absoluto de culpabilidad. Porque ahora si que tenía un problema, y muy serio. A ver cómo le contaba a su nutricionista que aquellos grandes pancakes, con su irresistible color dorado y su azúcar glas por encima, le atraparon totalmente. Pero era una necesidad. Y necesaria.