martes, 19 de julio de 2016

Jolín, qué niña.

—Venga papi, cuéntame uno.
—Pero cariño ya sabes que no sé contar cuentos.
—¡Jo! al menos inténtalo.
—Bueno, venga. Voy a ver si me sale uno que te guste. Érase una vez un país mágico donde había una princesa...
—¡¿Ya estamos con los cuentos de princesas?!
—Pero vamos a ver ¿quieres o no quieres que te cuente un cuento?
—Sí, pero que yo sea una niña no quiere decir que me gusten los cuentos de princesas.
—Hija ¿Sigo o no?
—Venga sigue, pero no me va a gustar.
—¡Puf! Mira que eres difícil. En fin, que había una princesita y resulta que la pobre estaba triste...
—A ver papá. Si es princesa no puede ser pobre, y si no es pobre ¿por qué está triste?¿Lo ves? Es que no te esfuerzas.
—Cariño, en qué momento se le ocurrió a tu madre llamarte Mafalda.